Al llegar, una de las profesoras nos estaba esperando para darnos una cálida bienvenida y contarnos algunos aspectos generales del colegio:
Es un centro con alumnado de 6 a 16 años donde cursan los estudios obligatorios (de 1° a 10°).
Tiene 430 alumnos aproximadamente, con 80 trabajadores, 60 de ellos profesores. El profesorado da 26 clases de 40 minutos a la semana y los grupos están formados por 18-25 alumnos.
Tienen un programa de actividades extraescolares variadas voluntarias después del horario escolar.
El alumnado tiene dos sesiones semanales de educación física y, a parte, una sesión semanal de natación obligatoria, ya que ven necesario e imprescindible saber nadar al vivir en una isla.
Por otra parte, en este centro están muy orgullosos de valorar mucho la creatividad, contando con entre 4 y 6 sesiones semanales (dependiendo del curso o del semestre) de distintas disciplinas: música, plástica, madera, cocina, tareas del hogar…
Después de esta pequeña introducción, nos dividieron en grupos y algunos alumnos del último curso nos hicieron un tour guiado por el colegio.
Además de lo que nos habían contado anteriormente, pudimos observar algunas cosas que nos llamaron la atención, como por ejemplo que los niños tienen que quitarse el calzado obligatoriamente al entrar al colegio y la mayoría anda descalza por el frío suelo (algunos incluso sin calcetines). También nos llamó mucho la atención ver que se sientan de cualquier manera y nadie les dice nada. Puedes ver alumnos por el suelo, con las piernas en una silla, sentados en la ventana o incluso tumbados en tres sillas a modo de cama. Sin embargo, están atentos a la lección, tomando apuntes, callados y haciendo preguntas con mucho interés.
Por la tarde, una vez salimos del colegio, fuimos a visitar el Museo Nacional, donde pudimos recorrer la historia y cultura de Islandia a través de objetos, fotos y explicaciones varias.
El tiempo de hoy algo mejor, pero sigue sin acompañar.
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